Anoche soñé que teníamos dieciséis años, que tenías otro corte de pelo, y que cargábamos unos trastos, tu madre era morena, la mía era gritona, se encontraban por las escaleras, y hablaban de cualquier cosa, sin saber que éramos novios, pero si nunca nos conocimos en aquella época, vivíamos en un bloque de pisos que parecía la casa de mi abuela, aunque también se parecían a los pisos del Rabal.
Hoy siento la lluvia, que aquí sentir es oir, y qué sucede con ver, oler, tocar, saborear...
En estos momentos llueve como si fuese un temporal, salí de trabajar a media noche, se siente la lluvia.
Estoy feliz de volver a tener lo que creí que había perdido, inspiración, por ti, por hacerte feliz, por hacerme feliz, por conseguir que todo salga bien, y que las lágrimas del cielo no enturbien lo mucho que te quiero, y ser cursi, y encontrar mis dedos enredados en tu pelo, y no son más que chorradas, pero lo mismo valgo para un roto que para un descosido, pero tú no lo sabes ni te enterarás nunca, porque no sueñas conmigo.
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