domingo, 21 de febrero de 2010

... puntos pussensivos ...

En fin, estaba claro que este periodo de atontamiento no podía durar demasiado ni lo debo permitir. A partir de mañana y poco a poco, me dedicaré a pensar seriamente qué hago con mi vida.

Para empezar, lo de volver a estudiar algo, no sé si lo tengo claro. Estudié una carrera en la universidad, en la universidad pública. Me costó un 7,65 de nota media en Selectividad. Y entré en la carrera que yo quería hacer, y que todo el mundo envidiaba, y creía que me gustaba. Pero no era así.

Señoras y señores, debo ser un fraude de persona, pero sobre todo, porque me quito la culpa de todo. No, pues es mi responsabilidad. En realidad estudié esa carrera porque soy una persona con muy poca fuerza de voluntad y sentí que era lo más fácil. El psicólogo de mi colegio, un imbécil que no tenía ni idea de nada y de psicopedagogo tendría lo que yo de rusa, me dijo que si estudiaba Logopedia, por ejemplo, que sería malgastar mis notas y mi inteligencia.

Esos famosos tests que te hacen en el colegio siempre daban que yo era muy inteligente y que tenía capacidades asombrosas que aún busco y no encuentro. Vamos, una casi Einstein, ni de coña... Como se me daban bien las Ciencias, pues opté por meterme a Ciencias, Biosanitarias, y pensar que podría haber estudiado MEdicina, y ser cirujana plástica o yo qué sé, pero no, estudié Ciencias porque para mí era más fácil y me gustaba más Biología, Química, Física, que Historia, Lengua, y Literatura, aunque que me gustasen más no quiere decir que no me gusten. De hecho mi problema es que me gusta todo, me gustan demasiadas cosas. Lo único que no me gustaba era Dibujo Técnico, porque siempre quería hacer las cosas a mi gusto, y aunque se me daba mal, los profesores me decían que el Dibujo Técnico es y tiene que ser muy preciso, y que un arquitecto o ingeniero no podía decir, bueno pongo un par de milímetros por aquí, un par de milímetros por allá, y hago lo que me parezca, y que luego se caiga el edificio o se rompa el motor del coche en el que vamos.

supongo que miro diez años atrás, y ahora me veo estancada. Para colmo ya no estoy ni aislada, ni en Mallorca, y eso hace que me sienta otra vez en el punto de partida.

Escribo todo esto, porque últimamente miro los blogs de los demás, con historias maravillosas, llenas de ilusiones, nuevas perspectivas, ganas de seguir adelante, y a mí me dan ganas de no salir de mi casa, y si salgo lo hago por obligación, y si hago las cosas las hago por inercia, y busco siempre la forma más fácil de hacer todo, pero al final lo que hago es complciar todo mucho más de lo que se puede complicar una situación normal.

Me acuerdo, recuerdo, de acuerdo.

Al menos recuerdo que me gusta escribir. Pero bueno, no sé si es tarde o es pronto. Veo que me he equivocado en el camino que he elegido, que me he estado equivocando estos años. Los años que se supone que uno empiea a volar, yo lo que he ido haciendo es ir agarrada a otros que volaban, aprovechando que iban a un sitio o a otro, pero realmente no me he trazado un rumbo ni me he propuesto un destino. Y viajar sin rumbo y sin destino pues es algo que a la larga te acaba atorando la cabeza.

Pienso en mi padre, cuando dijo, destino España. Desde Japón. Qué narices venía a hacer. El caso es que una vez puesto el destino, y habiendo venido, y habiendo empezado una vida aquí, no podía decir, ahora me vuelvo a Japón cuando vaya todo mal. Pienso en mi madre que eligió otro destino lejano, pero en menor escala. Y un poco en lo mismo. Qué es lo que hace que sigan adelante si ya están donde tenían que estar. Pero claro hay que seguir ahí no se puede decir, paro el motor de coche, si estás en medio de una autopista, o corres el riesgo de que se estampen contigo, o de estamparte tú.

Yo ahora mismo me he ido al arcén, aunque está prohibido.

¿Se puede saber que es lo que quiero? No lo sé, si lo supiera, hubiera hecho algo.

Por qué tengo que pertenecer a esta generación de personas que no saben qué hacer, y sin embargo no pueden estar sin hacer nada.

La mayoría de mis amigos estudiaron una carrera, tienen sus trabajos, algunos sus parejas, y son felices. Otros, no estudiaron, pero encontraron una profesión la cual ejercen felizmente, el caso es que todos tienen algo. No todos, bien, pero la mayoría. Muchos están en mi situación, pero claro, a veces tenemos el defecto este de fábrica que hace que solamente veamos nuestras propias desgracias, y cuando nos fijamos en los demás, vemos que no son tan grandes.

Quiero hacer tantas cosas que siempre me dejo a medias... Ese es el problema. Que si empiezas algo hay que acabarlo. PEro no tengo nunca el valor, y claro, me dejo empezadas mil cosas que nunca acabo... Como esta reflexión que en realidad era sobre lo difícil que es ser fiel a uno mismo y a sus convicciones, pero que no es imposible, y que a lo mejor el orgullo no es bueno, pero tampoco el dejar que a uno-a le traten como si fuera estúpido-a

2 comentarios:

barbaria dijo...

He tardado en comentarte porque tenía que pensar. Es la entrada más autobiográfica y más difícil de responder de las que he leído, nunca.
No quisiera hacermelas de entendida y darte consejos, tampoco quiero darte palmaditas en el hombro y decirte que es una etapa y que pasará y tal.
En muchos momentos también me he sentido muy confusa y he vuelto atrás revisando decisiones que, equivocadas o no, me han traído a donde estoy ahora (que tampoco está tan mal). Un buen amigo dice que no es el fin del viaje sino el viaje en sí, aprender de cada acierto y de cada error, asumir nuestras decisiones y nuestras no-decisiones (eso de esperar a ver que pasa y a ver donde nos lleva).
Eres muy jóven aunque no te lo parezca y el mundo está lleno de posibilidades.
No te preocupes y actúa. Vuelve a Mallorca (en los lugares turísticos suele haber más trabajo) vuelve al mar y a esa persona antes de que el tiempo corra. Es lo que estás deseando ¿no? y si no sale pues no sale, siempre puedes volver a casa, buscar un trabajo que no te guste y sobrevivir.
O vive, sin miedos, recuerda que tus padres sirven de red,
vuelve y cómprate un barco.
¿ves? al final acabo dando consejos que nadie pide...
No estoy mal aquí, en mi cuadriculada y bonita vida, pero a veces me pregunto que hubiera pasado si me hubiese dejado llevar por alguna de mis locuras.
Y me viene al pelo un proverbio oriental, de esos que te animan el día en la agenda: "quién piensa demasiado antes de dar un paso se lleva toda la vida parado sobre una pierna"

barbaria dijo...

P.D.: Me encantan tus juegos de palabras.